lunes, 19 de noviembre de 2007

El Discreto Encanto de la Minoría

Hay algo de cárcel en una ciudad tan abierta como Sevilla. Es ella misma la que cercena actividades paralelas a lo que se entiende que debe ser la oficialidad de una ciudad. O, al menos, las aboca a la más miserable (falta de) notoriedad.

Porque en Sevilla habita(mos) gente normal y corriente que llamamos a las cosas por su nombre y tenemos claras ciertas prioridades por encima de modas, tradiciones, apariencias o sinrazones. Y todo ello, sin renunciar a comer jamón, que es incluso más elegante que el fish & chips.

2 comentarios:

THE BALTIC SEA dijo...

Poco a poco nos iremos haciendo un hueco y lo mismo, dentro de un tiempo, nos nos miran mal ni nada cuando expresemos nuestro más perfecto desinterés por todo lo que nuestra ciudad (tuya ya un poco también) exhala desde hace tanto (demasiado) tiempo.
Que no, que no me gustan ni los toros, ni la feria, ni la semana santa ni nada de eso. Eso no es (sólo) Sevilla.
Ala.
e.

Pandora dijo...

Ni el Rocío, ni las cruces de mayo, ni vivir en el centro y escuchar tambores todo el año y asomarte cualquier sábado al balcón y que pase el niño Jesús de Praga, Santa Inés, la virgen del carmen, el perpetuo socorro o san josé con su barba. Pero hay algo en Sevilla que me gusta. Y me gusta muuuucho Radiohead y, desde hace un tiempito, Baltic Sea así que ha sido un placer conocer este sitio que, desde hoy, también me gusta!