miércoles, 15 de octubre de 2008

Enrique Morente, demiurgo



Enrique Morente es Historia viva de un país que tiene muchas dificultades y complejos a la hora de reconocerla. Como a la literatura escapa García Lorca o a la pintura el propio Ruiz Picasso, el del Albaicín mira el flamenco, y con ello a la música en general, a vista de pájaro, como se encargó de demostrar poniendo el broche de oro a una Bienal huérfana de Mario Maya. Mucho se ha dicho de la inquietud de Enrique pero lo más sobrecogedor es el dominio absoluto del tempo del que hace gala con un crescendo que se convierte en una ceremonia pagana de un hombre y su propio interior, capaz de ir mágicamente hacia atrás y hacia adelante dando un solo paso. Esto es “Flashback”, una paso decidido hacia dos lados que para Morente no son antagónicos, más aun, son necesarios, porque “Flashback” es Pepe Habichuela pero también Eric Jiménez, es soleá pero también es trueno reverberado, inclemente, dolido. Es trasladarle al público acomodado y conservador (pero eso sí, exigente) de la Maestranza un nervio y una llaga que le haga romper a aplaudir antes de que acabe la tanda, y eso es más que mucho, demasiado; sin embargo Morente embruja y maneja de manera que un aleluya laico estremezca más que todas las misas cristianas de la historia del mundo.

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